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El día que OpenAI admitió: No todo es tan fácil en IA

23 de diciembre de 2024 | por Matos AI

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Hoy amanecí con una noticia que me hizo reflexionar mucho sobre la situación actual de la Inteligencia Artificial. En las últimas 24 horas, una serie de eventos sacudieron el mundo de la tecnología, destacados por una importante revelación sobre OpenAI.

El tan esperado GPT-5, cuyo nombre en código Orion, está en serios problemas. Según el Wall Street Journal, el proyecto lleva meses de retraso, supera el presupuesto y enfrenta dudas fundamentales sobre su viabilidad. Cada ronda de capacitación cuesta 500 millones de dólares (!) y los resultados aún no justifican la inversión.

Y no se detiene ahí. Un estudio reciente en el área de la salud Reveló algo que he estado diciendo durante mucho tiempo: la IA no es una solución mágica que no requiera humanos. De hecho, muchos sistemas de IA en el sector sanitario requieren más personas (y costos) de lo previsto para funcionar correctamente.

En medio de este escenario, Estados Unidos parece haber despertado a la urgencia del momento. Se presentó en el Congreso la “Ley de Preservación del Dominio Estadounidense en la IA”, una propuesta bipartidista para crear un organismo federal dedicado a la supervisión de la IA, con especial atención a la seguridad nacional.

¿Qué significa todo esto en la práctica?

En mi experiencia trabajando con startups e innovación durante más de 15 años, he visto varios ciclos de exageración tecnológica. El momento actual de la IA me recuerda mucho a la burbuja de Internet de los años 2000: grandes promesas, inversiones astronómicas y, ahora, las primeras señales de que no todo es tan sencillo como parece.

Pero no todo son desafíos. OpenAI sorprendió a sus usuarios Plus con acceso ilimitado a Sora, tu nuevo generador de vídeos, durante las vacaciones. Y Apple está permitiendo que Siri utiliza ChatGPT como motor de respuesta.

¿Qué podemos aprender de todo esto?

1. La IA es poderosa, pero no mágica. Necesita personas, procesos y una inversión considerable para funcionar bien.

2. Estamos entrando en una fase más madura del mercado, donde las limitaciones empiezan a hacerse evidentes, y esto es saludable.

3. La regulación está llegando y esto es positivo para el ecosistema en su conjunto.

4. Las grandes empresas están buscando formas de monetizar y hacer que la IA sea más accesible, incluso si no siempre lo hacen bien la primera vez.

En mi opinión, esta noticia no disminuye el potencial transformador de la IA, sino todo lo contrario. Nos ayudan a tener expectativas más realistas y construir soluciones más sólidas y sostenibles.

Como siempre les digo a los emprendedores que asesoro: el secreto no es aprovecharse de la ola de exageraciones, sino comprender profundamente los problemas reales y utilizar la tecnología de manera inteligente para resolverlos.

El futuro de la IA sigue siendo brillante, pero es posible que necesite un poco más de paciencia (y mucha más colaboración entre humanos y máquinas) de lo que imaginamos inicialmente.

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